EL CAMARERO DEL DÍA
Érase una vez un camarero que trabajaba en el gran mesón
La Pantalla.
Un día yendo al trabajo se encontró un diminuto reloj, se puso el reloj y siguió con su camino, pero al llegar al trabajo se le calló al suelo y una tímida vocecita dijo: Ay!
Entonces el camarero miró el reloj y encontró un diminuto duendecillo en él.
El duendecillo le dijo al camarero:
_ Soy el duende de la suerte a partir de ahora tendrás suerte.
Y era cierto porque que partir de ese momento todo fue suerte para el camarero pero este en vez de aprovecharse de ella, la utilizaba para ayudar a los demás.
La Pantalla.
Un día yendo al trabajo se encontró un diminuto reloj, se puso el reloj y siguió con su camino, pero al llegar al trabajo se le calló al suelo y una tímida vocecita dijo: Ay!
Entonces el camarero miró el reloj y encontró un diminuto duendecillo en él.
El duendecillo le dijo al camarero:
_ Soy el duende de la suerte a partir de ahora tendrás suerte.
Y era cierto porque que partir de ese momento todo fue suerte para el camarero pero este en vez de aprovecharse de ella, la utilizaba para ayudar a los demás.
1 comentario:
me ha encantado este cuento ...la verdad es que me ha hecho refexionar sobre la vda y sobre los duendes y los relojes ....belen vences deberia seguir escribiendo
fdo: miguel magaña
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